Un rascacielos llamado vida

Comienzas pegando contra el suelo, desnudo llorando, del golpe te acabas de dar, pero sin peso y enseñando dulzura y belleza que no mucho te ha de durar.
Cada piso una etapa, cada año un balcón, vamos subiendo y mirando la vida que pasó, cada vez que subes más te cansas, más recuerdas, a veces el odio crece, otras el amor.
Hacia arriba siempre con ansia al principio, sin prisas al final, buscando todo lo que el burdo edificio te viene a deparar. A veces te asomas mirando hacia atrás, presente el vértigo que se siente al ver la vida pasar.
Veces que al subir, el edificio se acabó, miras para arriba y ni un ladrillo ni escalera quedó, desesperado miras atrás sintiendo miedo de que no avances más.
Y sentado en la cornisa, desde el rascacielos ves toda la vida bajo los pies, pensando si dar paso al frente o paso atrás. Las alas que tomamos a veces sientan mal.
Veces que seguirás adelante si tan siquiera mirar, esperando que de nada suelo aparecerá, confiando en las alas que tanta fuerza te dan, hasta que te veas sin firme que pisar.
Otras sin embargo al reflexionar, te levantas hacia atrás y del aire los ladrillos, comienzan a brotar, la escalera como magia frente a ti aparecerá volviendo a la senda del que quiere vivir más.
Pero nada es para siempre, y las fuerzas fallarán, llegado el momento seguro pararás. Querer y no poder seguir adelante mientras miras hacia atrás y al perder el equilibrio toda tu vida en un segundo verás, hasta que beses el suelo y sientas ganas de llorar sin recordar y de nuevo a marchar.

JRC. Solano




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