No sé, quizás el río de mi vida respire ya,
sin saberlo, la brisa del mar.
Seguro que montañas y escaladas
quedaron lejos ya.
Aunque nunca es tarde
para pintar en esa chimenea,
en la torre de la catedral o en este poema
que a ti con un beso soplado va.
Cómo en Mónica aquel chaval,
a los cuatro vientos, incluso al terral,
le digo a todo y todos que contigo quiero estar.
Sin obligar, sin forzar, sólo esperando aquello
que la vida quiera dar,
pues no es lo mismo querer que amar
y aunque te quiera también te amo,
y en estos casos siempre gana la mar.
JRC Solano
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